Restauración imperial en Japón

Tal día como hoy de 1868 fue una fecha crucial para Japón. Desde hacía siglos los emperadores estaban apartados del gobierno por los sogunes, altos dignatarios militares que ejercían el poder efectivo. Pero éstos se enfrentaban desde hacía décadas a una crisis de legitimidad por su ineficiencia e incapacidad de frenar la presión occidental para que el país se abriese al exterior. A comienzos de 1867 se produjo una doble sucesión, Tokugawa Yoshinobu ocupó el cargo de sogún y Mutsuhito (posteriormente conocido como Meiji) accedió al trono imperial con sólo 14 años. Ese mismo año los guerreros de los principales territorios opositores al sogún, Choshu y Satsuma, marcharon sobre Kyoto, la capital. Tras tomarla y hacerse con el control del palacio imperial apoyaron al monarca para que decretase el fin del gobierno de los sogunes y reasumiese todos los poderes. A partir de entonces el nuevo emperador emprendió una oleada de reformas que modernizarían aceleradamente el país.