En el capítulo 11 de Esta casa es mía visitamos dos viviendas muy peculiares: viviendas-castillo. La primera, obra de su propio dueño, en Hacinas, un pueblo de la provincia de Burgos, y la segunda, un antiguo bungaló dentro del castillo de Berga, Barcelona.
Castillo de Hacinas, propiedad de Carmelo Carneros.
En Hacinas, un pueblecito cercano a Santo Domingo de Silos, descubrimos el castillo del escultor Carmelo Carneros, diseño completamente original de su dueño y constructor. Este castillo del siglo XX, aun en ciernes y construido por fases en los ratos libres que sacaba antes y después de su trabajo con los clientes, está valorado en 2,4 millones de euros.
Está asentado sobre una roca, conocida como «Las peñas de Baltasar», donde antiguamente se sacaba la piedra para hacer las casas del pueblo. Carmelo nos desvela su método de trabajo, que asegura es muy tradicional, «como antiguamente». Primero llegan las piedras en camión, las depositan en las escombreras y picando manualmente las piedras, se van sacando las piezas una a una.
Cada elemento del castillo, tanto estructural como decorativo, está fabricado a mano. El secreto: «maña ligera y paciencia». Así, piedra a piedra, está construida la muralla, rematada con una torre de vigilancia con su tradicional tronera.
La construcción está levantada por encima de la muralla para mantener las bonitas vistas de la zona. Se trata de un castillo moderno, con corriente eléctrica y sistema de cañerías a través de la muralla, pero mantiene el estilo románico característico de la comarca.
El castillo cuenta con elementos de gran valor artístico, fabricados por el escultor de forja Francisco Vecino, natural de Lerma. Por ejemplo, la bonita puerta de entrada que imita el estilo gótico de la catedral de Burgos, un pozo transportable de una única pieza y las lámparas de la sala de exposiciones, en forja.
También Carmelo, que se ha especializado como escultor de tallas antiguas y piezas en piedra y madera, ha tallado diversas piezas en madera para decorar tanto el exterior como el interior del castillo. Debido a la profesión del propietario, el castillo cuenta con una galería de exposiciones, escavada en roca, donde expone sus creaciones. Cada pieza se sitúa bajo un pequeño arco, diseñado para ello.
Castillo de Berga.
En Berga, Barcelona, visitamos el castillo de Berguedá o de Berga, levantado en 1170 y protegido por patrimonio histórico desde 1949. Refortificado durante las guerras carlistas, el castillo fue sede de la Junta de Berga y hoy en día está habitado por varias familias. Hablamos con Xavier Campillo, uno de los habitantes del castillo. Nos cuenta que hacia los años 40 se levantó un hotel que más tarde fue demolido. Como parte del hotel, se construyeron anexas unas casas a modo de bungalós, que con el tiempo se fueron alquilando y vendiendo. Una de ellas, la que fue habitada por los cocineros, es la casa de Xavier.
A la zona alta de Berga, donde se sitúa el castillo, se le llama «el balcón de Cataluña», por sus estupendas vistas. La muralla del edificio es de piedra maciza y se construyó inclinada para mejorar su defensa, allá por los siglos XVII y XVIII.
Visitamos la casa de Xavier, que se sitúa entre el baluarte y la muralla. Desde el exterior, puede observarse que la construcción, de los años 40, conserva cierto estilo afrancesado.
Originalmente solo tenía una planta, pero los techos eran altos, lo que permitió a Xavier construir un segundo piso. La distribución del interior se modificó con respecto a los orígenes. Lo único que se mantienen son las vigas, de pino silvestre de las montañas de la zona, al ser el único elemento de calidad de la construcción original. Para acceder a la planta superior, se creó una escalera de madera de estilo pirenaica, de diseño tradicional.
Para bajar a la ciudad, por «el camino del castillo», Xavier se ha hecho con una bicicleta eléctrica para soportar mejor la dura subida de después, hasta donde se sitúa el castillo, en la cima de Berga.
