Verónica y Manel se casan en un castillo porque buscaban una boda diferente, se conocieron trabajando y llevan seis años juntos.
El castillo en el que celebraron la ceremonia y el banquete está en un pueblo al que suelen ir cuando necesitan desconectar de la ciudad. Además quisieron que todos sus amigos pudieran asistir y por eso decidieron celebrar la boda el día de Sant Jordi, día festivo en Cataluña.
Todos los vestidos tienen un aire medieval destacando el de los padrinos que son los guardianes protectores del novio.
Él llegó subido a un caballo mientras ella apareció sobre una carroza y acompañada de sus damas de honor.
El lugar de la celebración también contará con espectáculo de fuego y animación además de juegos como en el que tendrán que demostrar su amor defendiéndose con una espada o recitando un poema a la pareja.
Tras la fiesta viajarán a Bali de viaje de novios.
